
La anunciación
“Dios te salve llena de gracia, el Señor es contigo.” Al dirigirse a María, el ángel remplazo su nombre con el de, ‘llena de gracia.’ La gracia es un don de Dios dado incondicionalmente y sin ser merecido. La gracia se da por la virtud, por lo tanto estar llena de gracia quiere decir estar llena de virtud, y como la humildad es una de las virtudes, entonces María estaba llena de humildad.
La humilde respuesta de María fue, “Yo soy la esclava del Señor que se haga en mi según tu palabra.” La contestación de una falsa humildad seria, “No Señor, no soy digna.” La verdadera humildad dice, “Mi alma engrandece al Señor.”
Si María no hubiera dado su consentimiento al plan de Dios, hubiera venido Jesús a salvarnos igualmente? Hubiera intentado un segundo plan y escogería otra mujer hasta encontrar a alguien que cooperara con su plan? Hubiera tenido Dios que forzar su plan? por esta razón, Dios busco la humildad y la obediencia de una mujer que rebatiría el orgullo y la desobediencia de Eva. María le dio acceso al Salvador por medio de la humildad que Dios le otorgo cuando la hizo llena de gracia. Fue la humildad la que atrajo al Hijo de Dios, porque la humildad es el antídoto del orgullo, el primer pecado que separo a la humanidad de Dios.
María es la mujer escogida a la cual Jesús se dirige tiernamente en, (Jn 2:4, 19:26) la mujer profetizada en el libro de Génesis (Gen 3:15) y la mujer reconocida en el libro de la Apocalipsis (Apocalipsis 12:1) Ella es la puerta del cielo, la Madre de Dios, nuestra Madre Espiritual y la Reina del cielo y de la tierra. Dios creó a María, llena de todas la virtudes, para que ella fuera su obra maestra.
Derechos reservados 2002-2025 – Irene Thomas
Traducido al Español por Rosie Aguilar
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