Perdido y Encontrado
El que pierda su vida por mí, dice Jesús, la encontrara. Jesús nos da la respuesta al dicho de la vida. La vida es una paradoja que Dios ha puesto al descubierto a través de su muestra de Amor.
Mientras vivimos como creaturas que andan por el mundo tratando de satisfacer todas nuestras necesidades, no encontraremos vida, no la encontraremos hasta que hayamos volteado nuestro amor propio, de adentro para afuera.
Al empezar a negarnos a nosotros mismos por amor a Cristo, nos sentiremos como que estamos dentro de un capullo, despegándonos dolorosamente de todo y de todos mientras nos entregamos por completo a Dios. Entre las personas que se encuentran en el primer plano de la pintura, hay uno que ha escogido perder su vida por Jesús y por su evangelio. Aislado en la obscuridad, la luz amarilla empieza a darle luz; se abandona a sí mismo, y está a punto de encontrarse a sí mismo en el proceso.
El cuadro amarillo alrededor de la pintura representa a Dios. Su gracia está cambiando a los que están aprendiendo a amar, así como Cristo amo, hasta que estén crucificados con El. La figura de Cristo crucificado se puede ver arriba a la derecha. Somos libres en Jesús y encontrados en el amor de Dios donde finalmente estaremos saturados con la vida perfecta.
Derechos reservados 2002-2024 – Irene Thomas
Traducido al Español por Rosie Aguilar
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